En el Área 4 de Ciudad del Este, existe un jardín inundado de flores exóticas, de mil colores, con una verde alfombra de césped y un pequeño lago con agua muy cristalina. Esto es lo que caracteriza la belleza del Santuario de la Virgen de Shoenstatt, más conocido como “El Terruño”.
El lugar es considerado como un “pequeño paraíso escondido” ya que muy pocos conocen su existencia y los que sí, lo aprecian por ser acogedor y brindar cierto confort espiritual. El sitio es propicio para que las familias experimenten una tarde diferente, en un pleno contacto con la madre naturaleza y también dediquen un tiempo a la reflexión.
El santuario fue inaugurado el 01 de octubre del año 2.000 y bendecido por Monseñor Claudio Jiménez, actual Obispo de Caacupé. Los católicos lo llaman también “Rincón del Padre” en homenaje a José Kentenich, Fundador del Movimiento de Shoenstatt.
Otro de los atractivos que el lugar posee, es el “Tupasy Ykua”. Este se formó al realizar el trabajo de nivelación y al canalizar el sitio, se encontró una naciente, dentro de la propiedad. El agua es 100% potable, incluso para el consumo directo. La fuente es de agua bendita.
HISTORIA En 1.999 surge la donación de un predio de dos hectáreas y cuarto, destinado a construcción de un santuario, gran anhelo de varias familias católicas. Dicho terreno tenía un pequeño estero. Sin embargo esto no fue ningún impedimento. Se tomó posesión del mismo y varios feligreses se involucraron en la construcción del mismo.
El Terruño es un hermoso jardín en el que no falta nada: además de árboles, plantas, flores, posee un manantial de agua cristalina que da origen a un arroyito y éste a su vez, desemboca en un lago donde se refleja la estructura de la capilla.
Actualmente es visitado por numerosos peregrinos que vienen de distintos puntos del país y del exterior, para venerar a la Virgen María. Ella los recibe con todo el amor que es capaz de dar una Madre y los conduce a la Santísima Trinidad.
MISIÓN. La Misión del Santuario de Shoenstatt tiene sus raíces en la búsqueda de un lugar ideal, un paraíso, que ha sido el deseo de todas las culturas a lo largo del tiempo.
En Paraguay, los guaraní han buscado y siguen buscando el “yvy marane´y” o “Tierra sin Mal” en migraciones hacia el este, que según su tradición, es la dirección que los conduce a la misma.
En las últimas décadas del siglo XX, el afán de una situación económica mejor, de mayores posibilidades laborales, llevaron a cientos de paraguayos hacia el este del país, a la que era entonces la llamada “Ciudad Jardín”.
El lugar es considerado como un “pequeño paraíso escondido” ya que muy pocos conocen su existencia y los que sí, lo aprecian por ser acogedor y brindar cierto confort espiritual. El sitio es propicio para que las familias experimenten una tarde diferente, en un pleno contacto con la madre naturaleza y también dediquen un tiempo a la reflexión.
El santuario fue inaugurado el 01 de octubre del año 2.000 y bendecido por Monseñor Claudio Jiménez, actual Obispo de Caacupé. Los católicos lo llaman también “Rincón del Padre” en homenaje a José Kentenich, Fundador del Movimiento de Shoenstatt.
Otro de los atractivos que el lugar posee, es el “Tupasy Ykua”. Este se formó al realizar el trabajo de nivelación y al canalizar el sitio, se encontró una naciente, dentro de la propiedad. El agua es 100% potable, incluso para el consumo directo. La fuente es de agua bendita.
HISTORIA En 1.999 surge la donación de un predio de dos hectáreas y cuarto, destinado a construcción de un santuario, gran anhelo de varias familias católicas. Dicho terreno tenía un pequeño estero. Sin embargo esto no fue ningún impedimento. Se tomó posesión del mismo y varios feligreses se involucraron en la construcción del mismo.
El Terruño es un hermoso jardín en el que no falta nada: además de árboles, plantas, flores, posee un manantial de agua cristalina que da origen a un arroyito y éste a su vez, desemboca en un lago donde se refleja la estructura de la capilla.
Actualmente es visitado por numerosos peregrinos que vienen de distintos puntos del país y del exterior, para venerar a la Virgen María. Ella los recibe con todo el amor que es capaz de dar una Madre y los conduce a la Santísima Trinidad.
MISIÓN. La Misión del Santuario de Shoenstatt tiene sus raíces en la búsqueda de un lugar ideal, un paraíso, que ha sido el deseo de todas las culturas a lo largo del tiempo.
En Paraguay, los guaraní han buscado y siguen buscando el “yvy marane´y” o “Tierra sin Mal” en migraciones hacia el este, que según su tradición, es la dirección que los conduce a la misma.
En las últimas décadas del siglo XX, el afán de una situación económica mejor, de mayores posibilidades laborales, llevaron a cientos de paraguayos hacia el este del país, a la que era entonces la llamada “Ciudad Jardín”.
Dios Padre puso en el corazón de algunos de ellos, el anhelo de hacer de esta parte del país una tierra sin mal, un lugar donde reine la Madre Tres Veces Admirable (Virgen María).
Surgió así, a través de la Gracia Divina, Schoenstatt en el Alto Paraná. Luego de su bendición, comenzó a buscar la misión específica que Dios pensó para este lugar. Atendiendo las voces del ser, del alma y del tiempo sintetizado en la frase: “Portal de la Trinidad, Jardín del Padre”.
El ideal del Santuario y la voluntad de toda la Familia son de convertir el Alto Paraná en un Jardín del Padre, la forma original de construir la Nación de Dios en el este del Paraguay, indica el manuscrito de la historia del lugar.
El ideal del Santuario y la voluntad de toda la Familia son de convertir el Alto Paraná en un Jardín del Padre, la forma original de construir la Nación de Dios en el este del Paraguay, indica el manuscrito de la historia del lugar.
Gracias Claudia. Hace muchos años conocí Ciudad del Este y no estaba el Santuario allí. Es más, recién habían encontrado las tierras en Asunción dónde después se instalaría la Mater.
ResponderEliminarTenemos que volver a ir. Tus palabras invitan a hacerlo. Nuestros cariños desde La Plata.